Planetas in and out


Hoy me apetece elucubrar sobre un pensamiento de Kabaleb de hondo significado:

“Cuando los atributos de un planeta se manifiestan en la forma, es señal de que sus energías no han sido utilizadas en el fondo.  Cuando un impulso energético no logra movernos espiritualmente, se refleja en la realidad material.”

Una idea muy junguiana. Veamos pues qué puede ocurrir si se exteriorizan los potenciales de cada uno de los planetas de nuestra carta astral. Es decir, si la onda colapsa, si creamos decoherencia (como diría Rafael López Guerrero).


Sol: si hay necesidad de brillar mucho y de salir en todas las fotos, de ser un salvador de la patria, un héroe, puede significar que la conciencia no está activa, que uno no ejerce demasiado la ecuación de decisión, la voluntad, la intención y se deja llevar por la corriente. Puede indicar que la persona no ha reconocido su brillo interior, su luz, y por lo tanto necesita los focos para iluminarse. Una cosa es que uno brille de forma natural porque tenga un papel relevante a nivel social, pero otra distinta es que necesite brillar, hay un matiz.

Del Sol provienen las energías que ponen en movimiento  los mecanismos de la voluntad. Normalmente, esas energías pasan por los engranajes humanos, que las transforman en acciones. Si el ser no está maleado, si su conciencia está activa, esos actos serán conformes a los anhelos de su Yo nuclear.

En caso contrario, si las energías solares no se transforman en actos y quedan encerradas en la psique del individuo, se producirá una sobrecarga energética que hará que se ilumine por dentro. Esta luminosidad puede conducirle a tomar conciencia de la vida universal y a transformarse en un colaborador consciente de la obra divina.

Pero si no es lo suficientemente humilde como para sentirse una minúscula parte del todo, la luminosidad podría darle una súper consciencia de sí mismo, y tal vez se crea un ser separado del resto de los mortales, portador de una misión, poseedor de una sabiduría que hace de él un predestinado, un salvador, un ser de élite. Todo en su interior estará trabajando para la elaboración de su propio Yo y ese edificio de la personalidad será como una muralla que lo separará de las grandes corrientes del pensamiento colectivo. De modo que ya no penetrarán en él las ideas renovadoras, excluidas por la barrera de sus propias certidumbres, que irán convirtiéndose en arcaicas.

Luna: si hay necesidad de ejercer de mujer a todas horas, de vivir sólo a través de los hijos y las obligaciones familiares, de pasar muchas horas en la cocina, o de gastar mucha energía en cotilleos, o de fundirse la Visa con compras mil, significa que la mujer quizás no esté ejerciendo su auténtica feminidad. Tal vez no ejercite su capacidad de canalizar, de entender todas las circunstancias desde su núcleo, de dialogar con su alma, de ser la cuidadora, la gran madre que nutre el entorno con su luz y su capacidad de amar.

La Luna promueve la imaginación, a través de la cual la mente se desplaza de un lugar a otro, explorando por un lado las alturas inaccesibles y estableciendo cabezas de puente en terrenos aún no hollados por la razón. Y descendiendo por otro a los abismos de la razón, allí donde ideas arcaicas, profundamente enraizadas, necesitan que las sales lunares disuelvan las amarras. Si la fuerza lunar no se mueve en ese sentido, se bloquea la imaginación y todo sigue tal como está y la mente sigue atada a atavismos ancestrales.

En el mundo físico, la Luna rige las funciones de disolución y coagulación de los elementos, aportándoles renovación periódica a los átomos y moléculas, de acuerdo con los ritmos del universo. La Luna es la que nos conecta con el acontecer universal aportándonos los sucesivos mensajes de los demás cuerpos planetarios. Si estas funcionen se obstruyen, nos convertimos en una especie de tierra muerta, no transitada por las grandes corrientes renovadoras provenientes del cosmos, nos volvemos perezosos, vivimos como zombies, atrapados en las rutinas.

Mercurio: si la persona padece incontinencia verbal, si necesita hablar para rellenar vacíos, para convencer, absorbiendo de esta manera la energía y la atención del entorno, tal vez no esté sacándole el mejor provecho a su potencial mercuriano. El que permite hacer ejercer de correo del Zar, es decir traer a la Tierra la información del cielo, dicho de otro modo, traer a la realidad 3D toda la luz que la persona pueda captar de las esferas más sublimes de su ser.

Venus: Si la persona necesita ir por calle ataviada como un árbol de Navidad, o provocar sexualmente al personal vistiéndose de forma provocativa, puede ser un indicio de que las cualidades venusianas de la belleza, la armonía y la unión no se están cultivando por dentro.

Marte: Cuando Marte impacta por fuera nos induce a ser trabajohólicos o bien agresivos, rudos, brutos, iracundos, sargentos de caballería u obsesionados por el deporte o el fitness. Lo cual puede ser un indicio de que la persona no está haciendo un uso óptimo de su fuerza marciana, la que le impele a crear, a realizar el trabajo humano que su espíritu anhela, a poner manos a la obra y experimentar, a comprometerse con la vida, con la evolución. La propia y la de los demás.

Júpiter: Cuando Júpiter se mueve desde la periferia, hace que la persona sea grandilocuente, histriónica,  megalómana, excesivamente chistosa hasta ponerse pesada, tener sobrepeso, ocupar mucho sitio, querer invadir el terreno ajeno y ejercer el poder por fuera, a nivel social, de forma ostentosa. Y ello puede se r indicio de que no se está empoderando por dentro, que no ha descubierto su verdadera grandeza.

Saturno: Saturno vivido por fuera  lleva a la persona a ser enjuta, rígida, muy delgada, seca y tiesa como una mojama, distante, cortante, con tendencia a juzgar severamente. Puede ser un indicio de que no ha descubierto su propia ley, su programa de vida. Ni su propia justicia, que es su capacidad para cristalizar los impulsos que le llegan del espíritu.

Urano: Cuando se manifiesta desde el exterior, la fuerza uraniana induce a las personas a ser estrambóticas, excéntricas, radiactivas, neurasténicas o excesivamente iconoclastas, en su forma de vestir, pensar, expresarse o actuar. Y ello puede ser indicio de que uno no está conectando con su intuición,  su sabiduría y su libre albedrío, su capacidad de sanación, de amar sin condiciones, de revolucionarse y renovarse por dentro.

Neptuno:  Cuando se manifiesta desde el exterior, la energía neptuniana puede inducir a las personas a buscar paraísos artificiales, a estar fuera de órbita, a tener una conducta desordenada, a tener alucinaciones, a ser muy bohemias, anárquicas, a querer destacar por su extravagancia y surrealismo, Esto podría ser un indicio de que no están aprovechando plenamente las esencias de este planeta, las que nos llevan a conectar con nuestro multiverso, con otros planos de conciencia, con la súper mente cósmica.

Plutón: Cuando se manifiesta por fuera, Plutón puede provocar seísmos, haciendo que la persona sea atómica, un auténtico terremoto para su entorno, pura deconstrucción con patas, con tendencia a manipular y a mover las cosas bajo manga. Es posible que la definan como un volcán en permanente erupción. Y ello puede ser un indicio de que no está utilizando convenientemente su potencial para regenerar, transformar, purificar, renovar, transmutar, para explorar su inconsciente y sacar a flote sus contenidos.
Estas son solo pinceladas sobre cada planeta, pero sirven para hacerse una idea aproximada de lo que ocurre cuando las energías de cada fuerza zodiacal no son utilizadas de la forma más idónea.

Soleika Llop


1 comentario:

Nut dijo...

Metafóricamente hablando, todos ellos son dioses celestes. ¿Nunca lo pensaste, Sol?

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