La meditación profunda mejora el funcionamiento del cerebro

Las personas que practican meditación durante largos períodos inducen cambios en el funcionamiento cerebral que mejoran el conocimiento y las emociones, según un estudio de la Universidad de Wisconsin.

Un equipo del Laboratorio W.M. Keck de Estudios Cerebrales, del Centro Waisman, de la Universidad de Wisconsin, que realizó los experimentos en cooperación con el Monasterio Schechen, de Katmandú (Nepal), publicó sus conclusiones en la revista 'Proceeding', de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.

'Encontramos que los practicantes de meditación budista durante largos períodos autoinducen cambios neurales, esto es en la función cerebral, que tienen un impacto duradero que aumenta la cognición y las emociones', indicó Antoine Lutz, quien encabezó el estudio.

El término meditación comprende numerosas tradiciones culturales y variados métodos de concentración mental, control de la respiración, disposición física centrada y, en algunos casos visualizaciones o su opuesto, la no focalización de la mente en objetos o ideas.

Para este estudio, los investigadores tomaron ocho practicantes de meditación budista con una edad media de 49 años, y para el grupo de control eligieron 10 estudiantes voluntarios, con edad media de 21 años.

Los budistas han recibido instrucción mental en las tradiciones tibetanas Nyingmapa y Kagyupa de 10.000 a 50.000 horas a lo largo de períodos de 15 a 40 años.

'La duración de su instrucción se calculó sobre la base de su práctica diaria y el tiempo que pasaron en retiros de meditación', indicó Lutz.

En cambio, los sujetos del grupo de control no tenían experiencia previa en la meditación y recibieron instrucción por una semana antes de la recolección de datos mediante electroencefalogramas.

Y como método de meditación los investigadores eligieron 'la práctica sin un objeto determinado durante la cual los practicantes, tanto budistas como los del grupo de control, generaron un estado de 'amabilidad y compasión incondicional''.

Esta práctica, que emplean numerosas escuelas budistas desde India hasta China, Japón, Corea y el sudeste asiático, no requiere la concentración sobre objetos, memorias o imágenes particulares, sino una disposición para ayudar a todos los seres vivientes.

'Estudios anteriores ya han demostrado el papel general de la sincronía neural, en particular en las frecuencias de la banda gamma (de 25 a 70Hz), en procesos mentales como la atención, la memoria activa, el aprendizaje o la percepción consciente', explicó Lutz.

Se cree que tales sincronizaciones de las descargas neurales oscilatorias juegan un papel crucial en la constitución de redes que integran los diferentes procesos neurales en funciones cognitivas y afectivas altamente ordenadas.

'Por eso, la sincronía neural parece un mecanismo prometedor para el estudio de los procesos cerebrales que subyacen en la instrucción mental', agregó.

Los investigadores registraron electroencefalogramas de los participantes budistas y de los sujetos de control antes, durante y después de la meditación, y compararon las pautas de ambos grupos.

'Encontramos que los practicantes budistas autoinducen, de forma sostenida, oscilaciones de alta amplitud en la banda gama y sincronía de fase', dijo Lutz.

'Las diferencias notables con los sujetos de control aumentan de forma aguda durante la meditación y se mantiene en el periodo posterior a la meditación', explicó.

Uno de los detalles que notaron los investigadores fue la llamada 'sincronía gamma a larga distancia'.

Esta se cree que está vinculada a una coordinación neural en gran escala y ocurre cuando dos áreas neurales, controladas por dos electrodos distantes, oscilan con una relación de fase precisa que se mantiene constante durante un cierto número de ciclos de oscilación.

Asimismo 'la actividad gama de alta amplitud que se encontró en algunos de estos practicantes es, hasta donde sabemos, la más alta de la cual se haya informado en la literatura científica.

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